Y me apagaste las luces, me sacaste el guión. Me quede sin sentido. Así de la nada, me dejaste en la calle. De un día para el otro, te convertiste el director y decidiste cambiarme. Dijiste que actúo bien, pero que no doy con el perfil.
Y cada vez lo entiendo un poco mejor. Eras el protagonista de tu propia vida y tanta novedad se te fue de las manos. Te quedaste sin letra y te asustó mi improvisación. Tanta desenvoltura y confianza genera miedo. Y con ese miedo el deseo de la mano, que desde muy en el fondo grita cosas que no me dejás escuchar. Que preferís opacar simplemente con un "agarrá tus cosas y andate".
Y así camino, creyendo que en tu teatro solo puedo encajar. Que nadie me va a aceptar. Pero me olvidé de algo, yo formo parte de una obra. Yo estoy cumpliendo un papel. Porque quieras o no, tu público me vio y de mi presencia no se olvidan. En alguna butaca alguien va a pensar en mi, lo se. Y esa soy yo.
Si. Fui la gran espectadora que vio la mejor función que diste. Vi el rol que mejor te sale en esta vida. Me hiciste creer que formaba parte de la escena. De tu escena, de tu vida, me creí la protagonista. Pero vos no podías dejarme. Me robaba todo el show. Y me apagaste las luces...
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