No todos escribimos lo mismo. No todos tejen los mismos saquitos. La soberbia llena (hasta en la inconsciencia) y cega a todo aquel que esté hablando.
Siempre creemos que tenemos razón y siempre todos nos equivocamos. Agredimos, no nos arrepentimos. No nos interesa molestar a nadie. Queremos con alma y cuerpo que esas desaparezcan. Molestias por doquier que se hacen esenciales para nuestra existencia. Es que siempre hay algo. Es que siempre nos estamos preocupando.
Y hasta generalizamos. Convencidos, gritamos por los aires que nuestra manera es la única que es correcta. Porque sabemos que si todos siguen nuestro camino, van a llegar al éxito máximo.
Y los rebeldes te pelean. Te contradicen y preocupada saltás como loca y empezás a defender tu postura.
Y lastimas y lastimas. Y te lastiman. Pisas a la gente pero no importa. La razón es tuya.
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